CANADÁ CLÁSICO

Embarque en vuelo regular con destino Toronto. Llegada, asistencia y traslado al hotel. Resto del día libre en la capital económica del país. Nos sugieren disfrutar del animado ambiente nocturno del Entertainment district o del Vieux Port.

Iniciamos la visita de una ciudad que ofrece al viajero la atractiva combinación de un centro histórico de estilo victoriano con el perfil futurista de emblemáticos rascacielos. El recorrido nos muestra el Ayuntamiento, la Universidad de Toronto, el bohemio barrio de Yorkville, el Parlamento de la provincia de Ontario y la torre C.N, donde tendremos tiempo para un ascenso opcional que nos muestra la ciudad desde el cielo. Después partimos hacia Niágara para conocer sus famosas cataratas. Una navegación hasta la caída de las aguas, las vistas desde el mirador Table Rock o un paseo por la agradable localidad de Niágara on-the-lake serán algunas de las experiencias que viviremos en este espectacular paraje natural. Cenaremos en el restaurante Fallsview Keg Steakhouse, desde donde se pueden observar las cataratas. Alojamiento.

Partimos hacia el noroeste en busca del curso del San Lorenzo, uno de los grandes ríos norteamericanos. En la conocida región de las Mil Islas abordamos una embarcación en la que, por aproximadamente una hora, navegamos entre un conjunto de islotes en los que se erigen desde pequeñas casas de veraneo a imponentes castillos. Posteriormente seguimos nuestra ruta hasta Ottawa, capital federal de Canadá, que destaca por su elegante arquitectura y amplia oferta cultural. Alojamiento y tiempo libre en la tarde.

Ampliamos durante la mañana nuestro conocimiento de esta tranquila ciudad observando el Parlamento, en cuya colina se celebra el famoso cambio de guardia en julio y agosto, las mansiones del Gobernador y el Primer Ministro y el Canal Rideau, imponente obra de ingeniería reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Seguimos nuestro viaje hacia la escénica región de Les Laurentides, poblada de densos bosques de arce, cientos de lagos, cascadas y ríos. Nos alojamos en Mont Tremblant, reputado centro de ski y actividades al aire libre.

Temprano por la mañana salimos hacia Quebec. Hacemos un alto en la ruta en una de las típicas cabañas de azúcar canadienses, donde podemos degustar el jarabe de arce caramelizado al tiempo que conocemos su proceso de producción. A la llegada a la gran ciudad amurallada iniciamos un completo recorrido que nos lleva del Parlamento de la provincia de Quebec al Viejo Puerto, pasando por la Plaza de Armas, el imponente Château Frontenac, la Plaza Real y el Ayuntamiento, entre otros rincones de interés.

Nos sugieren dos alternativas para esta jornada libre en Quebec. Dirigirnos a la región de Charlevoix para realizar una navegación que nos mostrará ballenas rorquales y belugas o permanecer en la ciudad y seguir descubriendo los encantos de las plazas, callejuelas, tiendas de artesanía, bares y restaurantes del barrio Petit-Champlain.

Unas tres horas de camino nos separan de Montreal, ciudad culta y cosmopolita. A la llegada descubrimos de la mano del guía la Basílica de Nôtre Dame, las plazas de Armas y Cartier, el barrio Francés, la Milla Cuadrada de Oro, el oratorio de San José y el puerto viejo.

Tenemos el día libre en Montreal para visitar alguno de los interesantes museos de la ciudad o bien pasear por el viejo Montreal, barrio que mantiene el auténtico sabor de la arquitectura y tradiciones franco-canadienses del siglo XVIII.

A la hora indicada nos recogen en el hotel para trasladarnos al aeropuerto. Trámites de facturación y embarque en el vuelo de regreso a España. Noche a bordo.

Llegada y fin del viaje.