LA GRAN TRAVESÍA AMERICANA

Embarque en vuelo regular con destino Nueva York. Llegada y traslado al hotel. Tiempo libre para una primera toma de contacto con la isla de Manhattan.

Nos sugieren dedicar la mañana a explorar la isla en una visita guiada que nos mostraría los elegantes barrios residenciales del Alto Manhattan, con sus mansiones y museos; los grandes rascacielos del Midtown; los bohemios y vanguardistas barrios del sur, con su amplia oferta de galerías de arte, restaurantes y tiendas de ropa y el distrito financiero, protagonizado por Wall Street. Al finalizar el recorrido podríamos visitar el One World Observatory para gozar de increíbles vistas en 360º de la ciudad o navegar hasta Liberty Island para contemplar la famosa Estatua de la Libertad.

Realizamos los trámites de recogida del coche y partimos hacia Philadelphia. Fundada en el S. XVII, fue la breve capital de la joven nación americana y cuna de su independencia. Tras una breve visita incluyendo Elfreth Alley, el barrio victoriano y la Campana de la Libertad continuamos hacia Washington.

En nuestro día por la capital podemos visitar el cementerio de Arlington, con las tumbas de los hermanos Kennedy, los memoriales de los presidentes Lincoln y Jefferson, el exterior de la Casa Blanca, la avenida Pennsylvania, el Capitolio y el complejo museístico Smithsonian, con el interesante Museo del Aire y el Espacio. Por la noche, podemos optar por descubrir los interesantes barrios de Georgetown, donde se produce el encuentro perfecto entre el pasado histórico y la modernidad o Adams Morgan, con una amplia oferta de restaurantes y bares en torno a la 18 Street.

Seguimos nuestra ruta a través del estado de Nueva York en dirección a las famosas cataratas del Niágara. Por el camino podemos detenernos en el Parque Nacional Militar de Gettysburg, dónde tuvo lugar la batalla más decisiva de la Guerra Civil Americana. Penetramos en Canadá y nos alojamos en el entorno de las cataratas.

Pasamos parte de la mañana visitando los tres conjuntos de caídas repartidas entre Estados Unidos y Canadá. Podemos realizar numerosas actividades en el área: sobrevuelo en helicóptero, navegación hasta la caída de las aguas, acceso a los miradores…posteriormente regresamos a Estados Unidos para alojarnos en los alrededores de Detroit, “Motown City”, la Ciudad del Motor cuyo downtown ofrece interesantes muestras de arquitectura contemporánea.

Nos dirigimos hacia Chicago, bordeando el lago Michigan durante parte de la ruta. Disponemos de tiempo libre para una primera toma de contacto con la “Ciudad del Viento”, como es comúnmente conocida esta metrópoli. Nos planteamos acudir a uno de sus famosos clubes de jazz, el apasionante arte musical que nace del encuentro de la tradición occidental con el ritmo afroamericano.

Exploramos la ciudad. Podemos observar los emblemáticos edificios que han hecho de Chicago la capital mundial de la arquitectura (Tribune Building, Willis Tower, el Aon Centre o el Pritzker Pavillion), pasear por el Millenium Park, el gran pulmón verde de la ciudad, acceder al Navy Pier, con sus cines, teatros y restaurantes, o visitar el famoso Shedd Aquarium.

En esta larga etapa viajamos a través del medio-oeste acompañados por suaves paisajes conformados por extensos campos de maíz y explotaciones lácteas. Cruzamos el río Mississippi, dejamos atrás Illinois y nos adentramos en el estado de Iowa para pernoctar en Sioux City.

Gran parte de la jornada discurre en territorio de Dakota del Sur, lo que un día fue el mítico, desconocido y salvaje oeste. Antes de alojarnos cerca de la frontera con Wyoming podemos conocer el Parque Nacional de Badlands, una gran llanura adornada de pequeñas mesas, cerros y agujas de diferentes tonalidades, y el Black Hills National Forest, que acoge el célebre monte Rushmore, en el que están tallados los rostros de 18 metros de altura de los presidentes estadounidenses Washington, Jefferson, Lincoln y Roosevelt.

Cumbres montañosas, desiertos y extensas praderas conforman el paisaje que nos lleva hasta las puertas del Parque Nacional de Yellowstone.

Nos encontramos en el primer parque nacional de Estados Unidos, establecido en 1.872. Ubicado entre Wyoming, Montana e Idaho, alberga el gran cañón de Yellowstone, el valle Hayden y la colección de géiseres y fuentes termales más impresionante del mundo, con el famoso Old Faithful al frente. Además es un reconocido santuario de vida silvestre, acogiendo osos pardos, lobos, bisontes y alces, entre otras especies.

Si las condiciones climáticas lo permiten, conduciríamos hacia el sur atravesando los dominios del Grand Teton National Park, contemplando poderosas cumbres que superan los 4.000 m. y deteniéndonos en el mirador del Snake river. Llegamos a Salt Lake City, capital del estado de Utah, y realizamos una breve visita panorámica de la ciudad fundada por los mormones en 1.847.

Continuamos hacia el espectacular “bosque de piedra” en Bryce Canyon. La acción combinada del agua, el hielo y la gravedad han tallado pacientemente un interminable conjunto de torres, pináculos y arcos conocidos colectivamente como “Hoodoos”, pintados en tonos rojos, rosas, blancos y amarillo.

Nos dirigimos al singular Lake Powell, un gran lago artificial donde el agua azul cristalina contrasta con imponentes murallas de piedra arenisca. Tras una breve parada proseguimos al borde sur de Grand Canyon, la espectacular garganta excavada por el río Colorado. Recorremos los miradores que nos muestran las caprichosas formaciones y la gran variedad de tonalidades de sus capas de sedimentos. Pasamos la noche en Flagstaff, una famosa parada en la histórica Ruta 66.

Vía Seligman, una ciudad construida en la famosa 66 que permanece anclada en el tiempo, llegamos a Las Vegas, capital mundial del juego y el entretenimiento. Un paseo por su principal arteria, el Strip, nos mostrará su especial brillo nocturno.

Bordeamos el desierto de Mojave para llegar a Los Angeles, la metrópoli californiana. Tenemos la tarde para empezar a descubrir el Downtown, corazón financiero de la ciudad, Hollywood, con el famoso Paseo de las Estrellas y el Teatro Chino de Mann, o el elegante barrio residencial de Beverly Hills.

Ir de compras, visitar alguno de los interesante museos de la ciudad o pasar el día en los parques de atracciones de Universal o Disneyland son alternativas para este día de descanso.

Partimos hacia el norte. Siguiendo la línea de costa atravesamos algunas de las localidades vacacionales favoritas del estado, como Marina del Rey, Santa Mónica y Malibú. En Santa Bárbara tomamos contacto con la herencia colonial hispana y podemos visitar la misión, fundada por los franciscanos en 1.786. Finalmente llegamos a Solvang o Pismo Beach, donde descansamos.

En esta segunda etapa por la escénica costa californiana atravesamos San Luis Obispo, nos detenemos en el bohemio pueblo de Carmel, donde paseamos contemplando galerías de arte, tiendas de antigüedades y librerías, y transitamos por la 17 Mile Drive, escénica carretera que nos conduce a Monterey. En la localidad, capital militar y eclesiástica de la alta California durante el dominio español, conocemos el puerto pesquero y Cannery Row, donde las antiguas factorías de pescado han dejado paso a hoteles, cafés y tiendas. En la tarde accedemos a San Francisco, la «ciudad de la bahía», famosa por sus casas señoriales victorianas, los clásicos tranvías, su diversidad dinámica, una hermosa  costa y un altísimo puente carmesí, el emblemático Golden Gate.

Muchos son los barrios y atractivos que ofrece una de las ciudades con más personalidad del país, corazón del activismo liberal y la cultura alternativa americana. Nos sugieren visitar Union Square, Chinatown, Nob Hill, Embarcadero, Fisherman´s Wharf, el Golden Gate Bridge Park y el pintoresco pueblo de Sausalito, al otro lado de la bahía.

Nos dirigimos al aeropuerto de San Francisco con suficiente antelación para devolver el coche de alquiler y embarcar en el vuelo de regreso a casa.

Llegada y fin del viaje.