Chile ofrece al viajero una naturaleza indómita plagada de contrastes. Al sur, en el extremo del continente, la Patagonia, tierra de lagos, extensos campos de hielo e imponentes macizos graníticos. Al norte el desierto de Atacama, el más árido del mundo, cuna de ancestrales culturas indígenas. Y Santiago, la gran capital, diversa y vitalista, rodeada de fértiles valles.