A poco más de una hora de camino encontramos uno de los más fascinantes recintos arqueológicos mayas, Tikal, enclavado en una densa selva. La ciudad, que alcanzó su esplendor entre el 500 y 900 de nuestra era, dominó gran parte de la región en el ámbito político, económico y militar.
Declarado Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad en 1979 por la Unesco, el parque nacional protege más de 3000 estructuras, parte de ellas aún ocultas entre la vegetación, repartidas entre templos, palacios residenciales, tumbas, edificios administrativos, altares y estelas, accesibles por una intricada red de terrazas, plataformas, escalinatas y calzadas. Almuerzo tipo pic-nic y traslado al hotel. Resto de la tarde libre para disfrutar de un paseo por la isla de Flores, rodeada por el lago Petén Itzá.