Visitar el norte argentino es sumergirse en una colección de paisajes singulares tallados por el viento y el sol (quebradas con sorprendentes formaciones rocosas, cerros multicolores, extensos valles montañosos…), pasear por pueblos de casas de adobe y paja detenidos en el tiempo y seguir los pasos de itinerarios culturales forjados por la historia preincaica y colonial. Buenos Aires aporta el cosmopolitismo de la gran capital y el sabor auténtico de sus barrios e Iguazú la belleza de las cataratas en medio de la selva tropical.